Una mañana desperté y me encontraba perdido entre una extensa oscuridad, rodeado de suelo blando y enormes lianas colgantes que se enredaban entre sí, parecía un terreno montañoso y desértico, más sin embargo, ya cansado por la incertidumbre y el miedo que en mi habitaba decidí adentrarme a lo profundo de la oscuridad. Guiado por unas pequeñas pero agitadas voces que escuchaba muy a lo lejos, me tope con algo que me dejo desconcertado, pues, parecía no haber nada en ese lugar del que emanaban éstas, el poder que ejercían sobre mi era tan intenso que me hacia sentir seguro y acompañado e incluso como un llamado familiar, entonces, comenzaron a agudizarse las dudas y las preguntas: ¿Dónde estoy?¿que sucede?¿que lugar es?¿será un sueño?¿acaso e descubierto un nuevo mundo?¿es otra realidad?¿habré muerto?, al estar al borde de enloquecer tuve una gran idea como un destello de lucidez y calma, me dispuse a subir esas enormes lianas negras creyendo que al llegar a la punta de ellas vería con mas claridad el lugar donde me encontraba y dar respuesta a tantas dudas. Al hacerlo me di cuenta que poseía una gran agilidad y fuerza impresionantes y aun mejor era testigo de que mis sentidos se habían agudizado de una forma increíble, pero, estando en la punta mas alta me sorprendí cuando me tope con una horrible y reveladora verdad, estaba en la punta más alta pero no de una liana sino de un pelo negro insertado en una enorme cabeza, sí, era yo, una pulga.
Rogelio Isaí Cruz Castañeda
No hay comentarios:
Publicar un comentario