Exhibiendo el Alma...

"Dedicado a los que lo hacen con el cuore en la mano, para todos esos que son mis hermanos. Hombres y Mujeres sinceros que no van por la espalda, es para ustedes esta exhibicion del alma..."

Abram, Exhibiendo el Alma.

martes, 11 de noviembre de 2008

La Euforia Del Cazador.

Recorrer las calles de ciudad Neza a pie no es fácil, y aun menos fácil es, cuando te están persiguiendo.
El sudor ya me empapaba toda la cara y el cansancio apenas me estaba llegando, la adrenalina corría por todo mi estúpido cuerpo incitándolo a seguir jadeando todavía más en esta carrera. Era tan natural como cuando me daban esos ataques de euforia en los partidos de los pumas, agrediendo a otros aficionados o en los toques del Sector oi o los Rude boys, donde no había noche, donde no se combatiera contra otros rapados; ya había corrido lo bastantes, los otros ya debían estar cansados, tendríamos como una media hora de persecución y ellos no mostraban señales de fatiga alguna, el esfuerzo era inútil, no había escapatoria, los perseguidores atraparían a sus presas.
Los que ahora corrían a mis espaldas al igual que yo, encapuchados de cazadora negra, mezclilla en las piernas y botas obreras, sin olvidar el paliacate o bufanda que cubría sus rostros típico de delincuentes, un buen estereotipo del cazador suburbano, intentaban darme alcance, no podían; mi ventaja era considerable, aunque yo no los veía, lo sabía, corrían todos atrás de mi. Podría imaginarlos rezagados por el cansancio, deteniéndose para respirar, apoyándose en sus bates con la vista al suelo dando profundos respiros, para de nuevo seguir corriendo por la calle. No compartían mi entusiasmo, no compartían mi odio.
Por fin llegábamos a calles conocidas, un alivio se reflejaba en mis carcajadas, en mis insultos para el enemigo. Se la habían pelado. Nada podría pararme de completar mi tarea, de llegar a mi destino, los perseguidores corrían, pero no alcanzaban, es cierto. Todo estaba predicho, habían un plan aquí lo sabía a la perfección, reía por ello, reía estúpidamente por ello.
En esos instantes de emotividad, cuando estaba en mi clímax de expresión, cuando simplemente estaba feliz de haber corrido lo bastante como para llegar allí, aparecieron al final de la calle mas de estos encapuchados de botas, habían esperado nuestra llegada para cerrarnos el paso; hacia mucho que esperaban, su plan había resultado. Al verlos me detuve, mire fijamente sus siluetas, todo había acabado o de otra manera las cosas apenas estaban empezando.
-Nazis de mierda, les llego su hora putos fachas –les dije a esos cabezas rapadas, a los skin neonazis que veníamos persiguiendo de la tocada en donde esperamos ansiosos, hace mucho que los habíamos cazado en la entrada. Ellos era el enemigo, los que se habían atrevido a pronunciarse racistas en la tierra del punk y skin antifaz, cazadores naturales de fachos. Esos pobres pendejos estaban perdidos, de aquí no salen vivos.
Roberto Carlos Monroy Álvarez, "El Carretero"

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