Exhibiendo el Alma...

"Dedicado a los que lo hacen con el cuore en la mano, para todos esos que son mis hermanos. Hombres y Mujeres sinceros que no van por la espalda, es para ustedes esta exhibicion del alma..."

Abram, Exhibiendo el Alma.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Éxtasis Callado.

Hacia frío, un frío cortante, sus ojos estaban llenos de una niebla espesa, que no dejaba ver casi nada, hasta sus pensamientos se contagiaron de esta neblina. ¿Cómo explicar?, sucedió así: Encontró un bolso, era de piel, no sabia de que piel, por un instante se imaginó que ese bolso era salido de las curtidoras de Auswitch y que por alguna razón había llegado a esta parte del mundo, lo que lo llenó de una sensación de deseo, una sensación que le enfermaba y lo hacia perder el control. El bolso era casi una obra de arte, pensó que había sido olvidado, tal vez robado y posiblemente seria propiedad de una persona acaudalada, merecedora de haber estado en alguna cámara de gas.
Se inclinó, en su pensamiento estaba la idea de que esa obra de arte sería liviana, mas al alzarlo se dio cuenta de que no era así, sus flácidos brazos tuvieron que hacer un mayor esfuerzo, entonces salió de su boca casi un suspiro, que escapó de su nublado cerebro –Mi vida está resuelta- dijo casi sin expresividad al notar que del bolso salía un collar de perlas con un nacarado perfecto como aquel de sus pupilas, además de una cadenilla que pudo reconocer como hecha de oro con finas incrustaciones de piedras que no era capaz de reconocer.
-Una vida resuelta, que fácil- dijo esta ves solo para sus adentros; entonces apresuró el paso, no se atrevería a abrir ese paquete sino hasta llegar a un lugar solitario, más solo que él mismo, imaginó que seria una broma, que tal vez sería una piedra lo que vendría cargando, o el recaudo para la comida de alguna casa rica, o tal vez serian chucherías sin utilidad alguna, propiedad de alguna encopetada; o cargaría con enervantes, drogas si era así de cualquier forma podría vivir con eso por algún tiempo, por fin se detuvo en el lugar más solitario, con el que incluso se identificó, estaba al inicio de una gran escalera de piedra de una construcción abandonada y destruida por el tiempo y la naturaleza; descansó agobiado por el peso, no sabia si de lo que venia cargando o con el peso de su mísera existencia, por fin saciaría su curiosidad, le costó trabajo abrir el bolso pero finalmente lo hizo como pudo, al entre abrirlo lentamente pudo reconocer un color familiar, una textura que día a día alisaba, peinaba y se esmeraba en su experiencia, reconoció el color; sus ojos se horrorizaron al ver una nota , la nota tenia casi vida, la vida que le faltaba y necesitaba, la vida que incluso hizo que la neblina se dispersara para ver con mayor claridad; esa nota casi le habla con una voz indescriptible, al leerla ya no reconoce su voz ni su pensamiento, -“Conoce tu muerte”- escucho en su mente, casi no podía creer lo que veían sus ojos.
Unos días después los vecinos y los perros, al igual que las ratas; atraídos por el hedor encontraron un cuerpo con la cabeza cercenada, el cuerpo era grotesco, la cabeza estaba cerca como mirando con los ojos bien abiertos el lugar donde alguna vez estuvo, el cuerpo al que perteneció; el cuerpo estaba en una posición grotesca, sugerente, lasciva y poco natural.
Venganza- pensaron todos, pero nadie se atrevió a expresarlo, era como si todos supieran que el otro pensaba lo mismo, estaban tan es sintonía con el aire y tan en complicidad con la nota que al contemplar ese cuadro infernal los se llenaron de una alegría, de una paz indescriptible o tal vez de un éxtasis orgásmico.
Ricardo Molina Domínguez

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